Una nueva faceta del Anima desde los arquetipos post junguianos
La mosca Glossina da nombre a un género de dípteros hematófagas africanas conocidas vulgarmente como moscas tse-tse; se conocen 23 especies y diversas subespecies. Son vectores biológicos que transmiten el agente patógeno Trypanosoma brucei, un protozoo que causa la enfermedad denominada “Nagana” en los animales y la enfermedad del sueño o Tripanosomiasis africana en el Ser Humano. Cabe añadir que las moscas tse-tse actuales existen desde al menos 34 millones de años. Tiempo más que suficiente para extenderse por todas partes del mundo con hábitat compatible. Se han recuperado e identificado fósiles del yacimiento fosilífero de Florissant en Colorado (U.S.A) datados con esa antigüedad acorde al método del carbono 14. En la República Argentina, al igual que en muchos otros países de habla castellana, se suele denominar a esta variedad como “mosquita muerta” que efectivamente es el insecto parasitario cuya apariencia pequeña e inofensiva esconde su enorme capacidad destructiva y su predilección por hacer estragos sobre todo lo cultivado e incluso por producir graves heridas y ulceraciones a los animales , incluido el Ser Humano, al depositar sus huevos, posteriormente larvas en las heridas sangrantes de éstos, de quienes posteriormente se alimentará agusanándolo.
Así pues, está claro su carácter parásito en tanto y en cuanto su actividad se desarrolla sobre el cuerpo del otro. Por su apariencia y por su estado de inmovilidad, parecería no ser capaz de hacerle daño a nadie pero no tiene límites a la hora de conseguir sus objetivos, porque le va la vida en ello.
Se suele denominar como “mosquita muerta”, y éste es el motivo de este trabajo, a aquella mujer que representa un personaje frágil, introvertido, aniñado y vulnerable, mientras que, ocultamente alberga una personalidad avasallante y dictatorial a la cual solo le importa lograr a cualquier precio sus objetivos, pese a lo que ello implique. Por lo general, sostiene su personaje en la vida pública, pero en la intimidad deja aparecer todo sus potencialidades dignas de un Dr. Jekill & Mr. Hide, en versión femenina.
Precisamente la denominación popular de “mosquita muerta”, fue tomada por primera vez para el cine nacional en 1946 por una película en blanco y negro de la célebre actriz cómica argentina Niní Marshall, excelente cómica y retratista de multitud de estereotipos argentinos, con la dirección de Luis César Amadori.
El resúmen argumental es el siguiente: Una colegiala huye del profesor que la lleva a París, donde debe conocer a su futuro novio, y se refugia en un teatro donde se está estrenando una opereta. Reemplaza allí a una actriz y conoce a un oficial del que se enamora, sin saber que se trata del novio. Típica comedia de “enredos” en la cual el personaje de Niní oficia de heroína Trickster. El Arquetipo de la “mosquita muerta”, se encuadra perfectamente dentro de la cantidad de arquetipos post junguianos y abreva aunque parcialmente en el Mártir descrito por Carol Pearson; la Lolita la novela más conocida del escritor de origen ruso/estadounidense W. Nabokov y publicada por primera vez en 1955; el viejo Cuento de Hadas de la tradición oral denominado “ Le Chaperon Rouge” (Caperucita roja), el “doble” y, seguramente algunos personajes más de la mitología griega como Aracné ; el monstruo de la Odisea, Scilla y la misma Circe. No obstante estas raíces (que por otra parte no son exhaustivas), considero que el arquetipo de la mosquita muerta, tiene per se, entidad propia tanto descriptiva como caracterológica que es lo que desarrollare en este artículo. No tan lejano a estas bases de la Insectología se encuentra el estadio de la mujer mosquita muerta, Aquí se trata más bien de una faceta caracteropática del Ánima.
Es por ejemplo aquella mujer amigable, generosa, colaboradora ad limitum que posee la cuasi virtud de volverse imprescindible dentro de su grupo de pertenencia… Siempre y cuando no aparezca un objeto de deseo (puede ser mayoritariamente masculino, pero también femenino) dentro de su campo atencional. Llegado ese caso, la mosquita muerta no vacilará en comenzar a preparar su red tela araña para aguardar lo inevitable. Esto es, que su víctima caiga en ella. Toda forma de código de honor desaparecerá de inmediato de su escala de valores, pues la realidad es que nunca lo hubo. El modus operandi de este arquetipo es incansablemente amable y sacrificado.
La mosquita muerta hace un excelente uso de la frase francesa “reculer pour mieux saulter” (retroceder para saltar mejor), nunca se debe confiar en que su aparente entrega sea desinteresada. Si una amiga de la mosquita muerta (aunque el concepto de la amistad en este arquetipo no es aplicable) puesto que se trata de variante psicopática que tiende a considerar a los demás como extensiones de su propio espacio corporal, por lo cual esa pretendida amiga no es más que un apéndice utilitario de sí misma, se encuentra interesada en algo o alguien. Es probable que ella la felicite y aparentemente se retire, pero en poco tiempo “se verá en la obligación” de volver sobre sus pasos y, obtener todo aquello que codició en su amiga y, si fuera posible, haciéndoselo notar inocentemente o peor aún, quitándoselo frente a sus propios ojos.
Se aprecia entonces que la “Mosquita muerta” posee una Persona que actúa con una máscara de doble moral y personalidad también dual.
Podrá aparecer entre sus víctimas como un sumun de seriedad y buenas intenciones, pero será la primera en apartarse frente a los problemas con celeridad y de quedar aún como una víctima de las circunstancias, papel que representa a la perfección. La típica mosquita muerta, entonces es hipócrita y no tendrá apuro en lograr su cometido, sabe esperar a que las situaciones maduren lo necesario.
Suele permanecer en la situación larvada, hasta que en cualquier momento, en especial cuando comienza a debilitarse su control, aparece nuevamente. Esta irrupción se puede expresar por medio de adulaciones varias, ofrecimiento de servicios no solicitados.
Usará la pena y la modestia para vincularse, educada y respetuosamente hasta lograr en los otros sentimientos de culpa.
Algunas características psicofísicas de este arquetipo
1) La mosquita muerta siempre tiene un plan.
2) Su apariencia externa es apreciablemente confiable, casi monótonamente confiable; Difícilmente superará los 55 kilos de peso y poco más metro cincuenta. Podría tratarse de una ex anoréxica o bulímica, o al menos con trastornos alimenticios.
3) No suele vestirse colores fuertes, si apagados y casi rutinarios. Su mayor posibilidad es lograr pasar inadvertida para poder llevar a cabo su plan, premeditado con suficiente antelación. La adecuación a las situaciones medioambientales es ideal;
4) Presentará las máscaras necesarias cuando cada situación lo requiera. Sonreirá cuando sea pertinente y se pondrá seria cuando sea el momento indicado.
5) Esta faceta del ánima suele venir aparejada a algún rasgo de tipo hipocondríaco.
6) Su cara, generalmente con muy poco maquillaje, tendrá la mayor parte de las veces la expresión de ausente y distante con cierto dejo de tristeza y victimización. En síntesis, un tipo de “confidentes”, prima facie de las mejores y, precisamente esta actitud, reforzada por lo físico le permirá disponer de datos, secretos e informaciones, que podrán (y seguramente lo serán) ser utilizados en contra de la víctima en un futuro más o menos cercano.
7) La mosquita muerta es una maestra en el arte de la adulación, conjuntamente con una exagerada modestia. Esta mezcla es realmente explosiva y casi siempre surte el efecto deseado puesto que sus palabras, siempre tenderán a levantar la autoestima de la víctima. Ya es sabido que, en general uno “oye lo que quiere oír” y este axioma es manejado por la mosquita muerta a la perfección.
8) No es de esperarse, ni aún descubierta, un planteamiento o ataque directo, tal como crisis histéricas, u otro tipo de conducta compulsiva sino más bien como mencioné anteriormente, un “reculer pour mieux sauter” o su desaparición absoluta.
9) Si bien los arquetipos no reconocen una diferenciación entre Ánima/ Ánimus, es necesario consignar que ésta faceta del Ánima se da casi exclusivamente en el ámbito femenino.
10) La carencia emocional de este arquetipo hace que todo aquello que pueda ser considerado como tal y emane de ella sea una simulación.
En Psicopatología llamaríamos a esta carencia emocional con el término de Apatía.
Apathia del griego a- pátheia ‘falta de sentimiento’, derivado de a- sufijo privativo y patheîn‘: sufrir, experimentar un sentimiento’. De la familia etimológica de padecer. Se trata de la incapacidad, más o menos prolongada, para experimentar sentimientos con conservación de las funciones cognoscitivas. Existe una carencia de afecto o de la expresividad del mismo. No hay capacidad de goce o de sufrimiento. Este síntoma se puede presentar en neurosis graves, en las diferentes formas clínicas de la psicosis esquizofrénica, en los estados demenciales y además como síntoma importante en el síndrome de estrés-post-traumático. Sin embargo, lo que mejor caracterizaría el “afecto” (en realidad la distimia) de este arquetipo seria el concepto afín a la apatía y a menudo confundido con ella, que se conoce como frialdad afectiva, que es la falta de afecto por las necesidades e intereses de las otras personas, pero no de las propias y que se manifiesta en la ausencia de resonancia o empatía afectiva (indiferencia si los demás están tristes o alegres, satisfechos o descontentos). Se presenta como rasgo de carácter en las personalidades psicopáticas, como síntoma, en los síndromes delirantes demenciales de tipo paranoico; en los melancólicos, con la denominada anestesia dolorosa, en la cual el paciente se queja de no poder sentir el cariño y la comprensión que le muestran y tienen las personas que lo rodean, a pesar que lo reconoce; como aplanamiento afectivo constituye uno de los llamados signos negativos de la esquizofrenia.
La Licenciada en Psicología Silvia Savona, Psicóloga de la Fundación C.G. Jung de Psicología Analítica y colaboradora en este artículo incluye otras características, compatibles y complementarias en referencia a la Mosquita muerta:
- Voz aguda o susurrante – Suele hablar poco y en vos baja.
- Muy difícilmente levante el tono de la voz o se exaspere.
- Corporalmente son aniñadas pero generalmente de muy buen cuerpo. Lo cual crea una falta de coherencia entre la manera de expresarse y la de mostrarse
- Encuentran el vehículo de seducción a través de la creación de un personaje frágil y vulnerable.
- Parecen pasar desapercibidas mientras realizan ocultamente un trabajo sutil, incansable y contundente.
- Suelen desarticular (siempre en forma pasiva) los grupos.
- Sus acciones no condicen con su discurso.
- Patean el tablero (es decir sabotean la situación) aludiendo en todos los casos no haberse dado cuenta.
- Pueden parecer distraídas pero no lo están.
- No existe coherencia entre su ser, decir y hacer.
- Psicopáticamente la culpa del o los problemas creados inexorablemente será de los otros, jamás de ellas, quienes no solo no hicieron nada sino también se consideran víctimas damnificadas en primer grado.
- El manejo de la culpa es psicopáticamente hablando, excelente. La culpa se logra en todos los casos con una victimización recurrente, claro está que el par complementario deberá ser un hombre con un fuerte Complejo Edípico y culpógeno.
- Por otra parte Una mosquita muerta es capaz de engañar hasta a la más desconfiada madre sobre protectora y castradora.
- Son Estrategas inteligentes –conscientes de sus objetivos y harán todo lo necesario para lograrlos
- Producen pena por eso se las trata de incluir en grupos, que posteriormente se encargarán de disgregar
- Se hacen las despistadas e inocentes, aunque nada está más lejos de la realidad
- Frente a un hombre se pueden llegar a acercar demasiado y algunos podrán sentir culpa de pensar algo más debido a la aureola de inocencia que proyecta! ( En esto se asemeja psicológicamente a la Lolita, pero no en el esquema físico)
- No van a la moda. Difícilmente se pinten o arreglen por demás. Sus armas son otras. Lástima. Pena e Ingenuidad.
- Causan efecto sorpresa
- Ineludiblemente Se ofrecerán para ayudar en todo lo que pueda, pues la idea será la de estar siempre en el medio, controlándolo todo y haciéndose indispensable.
- Cuando un hombre cae en su telaraña y se le insinúa pondrá cara de yo no fui…entendiste mal…. Para, acto seguido tomar ella la iniciativa
- El símbolo más descriptivo puede ser la “araña y su telaraña”
La mosquita muerta no desencaja ni se distingue del resto. Puede estudiar ciencias duras como, Matemáticas o Física o Humanísticas como Sociología o Psicología. No manifiesta una predilección especial por ninguna rama del conocimiento. Ve las películas que ve todo el mundo y escucha la música de moda. Políticamente es sumamente volátil y el tema no le interesa demasiado. Es capaz en consiguiente de adoptar una actitud camaleónica sin ningún inconveniente.
El gran secreto (cosa que atrae siempre a los hombres desde que el mundo es mundo) es que siempre quiere huir (aunque nunca se conozca de qué).
Suele querer lo que nunca tuvo y nunca tendrá…
Es decir, que su gran secreto es probablemente, que no tiene ninguno.
Está convencida que la vida se encuentra en deuda con ella aunque con el paso del tiempo esa supuesta deuda queda más y más imprecisa. De ahí que nada la conformará, tocándose en este punto con la demanda “incansable de amor” de la Histeria.
Tipos
De lo antes expuesto podrían diferenciarse dos tipos claros de este arquetipo, o, más bien dos estilos:
La tímida, inocente e introvertida. Mujeres que los demás consideran poco menos que vírgenes eternas, vestidas con colores apagados o pasteles, y con un estilo poco llamativo. No se pintan, no se peinan, no van a la moda. Hablan poco y en voz baja, y todo parece cohibirlas y darles vergüenza. Manifiestan a menudo su deseo de tener un mayor círculo social, lo cual por desgracia no surge jamás según ellas refieren. De esta manera, inspirando lástima consiguen, que los que la rodean se sientan culpables e intenten integrarla porque les resulta penoso que quede afuera de todo. Claro está que, al final esto constituirá un gravísimo error. Este primer grupo estaría entonces formado por aquellas que tienen como estrategia principal producir pena.
El segundo tipo o variante de este arquetipo, estaría constituido por aquellas mosquitas muertas que manifiestamente poseen un mundo privado muy amplio, juegan el papel de interesantes y obviamente no se dan cuenta de cómo funcionan las cosas. Todo lo hacen desde su inocencia, y entonces, los hombres y muchas mujeres se sienten culpables si ellas los tocan o toman eventualmente alguna actitud provocativa, porque creen estar pensando mal, ya que ellas “no lo harían jamás con mala intención”. Muchas usan distintos aunque similares “personajes” : La artista despistada, la niña eterna, la alumna que necesita más y más explicaciones, la persona que recién se entera de algo que en realidad fue siempre evidente. etc.
Este grupo utiliza mayormente como estrategia principal la inocencia.
Quede claro que ambos grupos se identifican en el hecho de ser plenamente conscientes de lo que hacen y la necesidad de ejercer el control sobre los otros, hombres y mujeres. A las primeras, desconcertándolas porque no parecen ser competencia. Y a los hombres, en tanto y en cuanto, les llama la atención desde un lugar cuasi paternal.
Para el hombre la posesión por este arquetipo es sumamente dificultosa. No se trata a simple vista de una Medusa u otra clase de Lilith o tal vez de una Amazona competitiva y de la cual todo el aquel que rodea la relación se sentiría satisfecho en referencia a un corte.
Es complicado terminar con una mosquita muerta y salir indemne del hecho.
Siempre ellas serán las víctimas y el hombre el predador desconsiderado que cometió abuso. Resulta doloroso tener que dejar a alguien débil que parece haber hecho tanto por su amor. Y además, se suma de que todo el mundo, familiares y amigos incluidos cree firmemente que ella es la pareja ideal: dedicada, sensible y amorosa.
No obstante, la realidad es que se trata de un monstruo con características femeninas y no otra cosa.
Autor: Horacio Ejilevich Grimaldi con la colaboración de Silvia Savona
Fuente: https://www.facebook.com/notes/fundaci%C3%B3n-cg-jung-de-psicolog%C3%ADa-anal%C3%ADtica/el-arquetipo-de-la-mosquita-muerta-horacio-ejilevich-grimaldi-con-la-colaboraci%C3%B3/10154280362698623/