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La noche oscura


La noche oscura

Todos atravesamos en determinados momentos de nuestra vida una época de tristeza, conflictos, pérdida, frustración o fracaso que nos trastorna hasta tal extremo que cabe denominarla una noche oscura del alma. Si lo que más le preocupa a usted en la vida es la salud, quizá se afane en superar cuanto antes esa oscuridad. Pero si lo que busca es significado, carácter y sustancia personal, quizá descubra que una noche oscura puede ofrecerle numerosos e importantes dones.

Hoy en día calificamos muchas de esas experiencias como «depresión», pero no todas las noches oscuras son depresivas, y esa palabra huele demasiado a patología para describir algo que hace que nos cuestionemos el verdadero significado de la vida. Ha llegado el momento de imaginar de forma distinta esta experiencia tan común, y por tanto de enfocarla desde otro prisma. Pero le advierto que se trata de un tema huidizo, que le obligará a examinarse a sí mismo y los ejemplos que propongo con mucha atención, hasta comprender cómo un episodio profundamente perturbador puede convertirse en un valioso momento de transformación.

Toda vida humana se compone de luces y sombras, felicidad y tristeza, estímulos positivos y negativos. La forma en que usted aborde este ritmo de estados de ánimo tiene una importancia decisiva. ¿Va a ocultarse en el autoengaño y en distracciones destinadas a la evasión? ¿Se va a convertir en alguien desengañado y deprimido? ¿O va a abrir su corazón a un misterio tan natural como el sol y la luna, el día y la noche, el verano y el invierno?

Si usted es como la mayoría de las personas, habrá atravesado varias noches oscuras del alma. Quizá se encuentre ahora en una de esas noches oscuras. Quizá tenga problemas conyugales, un hijo en una situación apurada, o quizá se encuentre en un estado de ánimo persistentemente negativo. Quizá llore la muerte de su cónyuge, de su padre o de su madre. Quizá se sienta traicionado por su amante o su socio o esté en trámites de divorcio. Para algunas personas, estas situaciones constituyen un problema que es preciso resolver, pero para otras son motivo de una profunda desesperación.

Una auténtica noche oscura del alma no es un reto superficial sino un hecho que le arrebata la alegría de vivir. Un hecho externo o un estado de ánimo que incide en lo más profundo de su existencia. No se trata sólo de un sentimiento sino de una ruptura de su propio ser, y quizá tarde un tiempo en atravesar ese túnel.

Es posible que una noche oscura no le produzca la sensación de una depresión. En una enfermedad prolongada o un matrimonio complicado es posible que se sienta angustiado, pero no deprimido. En el otro extremo, una depresión patológica puede muy bien considerarse como una noche oscura. Al margen de cómo se denomine, la experiencia le implica a usted como persona, un ser con una historia, un temperamento, recuerdos, emociones e ideas. La depresión es una etiqueta y un síndrome, mientras que una noche oscura es un acontecimiento significativo. La depresión es una enfermedad psíquica, una noche oscura es una prueba espiritual.

Muchas personas creen que lo importante en la vida es solventar los problemas propios y ser feliz. Pero la felicidad suele ser una sensación efímera, y uno nunca deja de tener problemas. Quizá su propósito en la vida sea reforzar su identidad y mantener una relación más profunda con las personas que le rodean y con la vida, es decir, vivir intensamente la vida. Por más que lo anterior puede parecer obvio, muchas personas se esfuerzan en evitar la vida. Temen dejar que fluya a través de ellas, de modo que canalizan su vitalidad en ambiciones, adicciones y preocupaciones que no les proporcionan nada valioso. Una noche oscura puede presentarse, paradójicamente, como una forma de volver a vivir. Elimina todo lo superfluo de nuestra vida y nos ayuda a comenzar de nuevo. Aquí me propongo a explorar las aportaciones positivas de las noches oscuras que usted haya atravesado, por dolorosas que sean. No pretendo darles un aire romántico ni negar sus peligros. Ni siquiera pretendo insinuar que uno siempre puede superarlas. Pero las considero oportunidades para transformarse desde el interior de uno mismo, de formas que usted jamás imaginó. Una noche oscura es como cuando a Dante le invade el sopor y extravía el camino, penetrando fortuitamente en una cueva. Es como cuando Alicia se mira en el espejo y luego lo atraviesa. Es como cuando Ulises sufre el embate de las olas embravecidas y Tristán surca los mares sin remo alguno. Nadie elige sumirse en una noche oscura. Ocurre por azar. La tarea de cada cual es analizarla detenidamente y tratar de hallar el oro que oculta.


TRABAJO NOCTURNO

Probablemente usted conoce mejor los entresijos de su alma debido a los momentos de dolor y confusión que a los momentos de calma. En cierto sentido, la oscuridad y los problemas estimulan la imaginación. Nos permiten reparar en detalles que por lo general pasamos por alto. Nos hacen sensibles a un espectro distinto de emociones y significado. Percibimos los extremos ultravioletas de nuestros sentimientos y pensamientos, y comprendemos cosas que en circunstancias normales y gratas nos pasarían inadvertidas.

Una noche oscura del alma no es extraordinaria ni rara. Forma parte de la vida, y podemos beneficiarnos de ella tanto o más que de los momentos normales. Fíjese en sus amigos y conocidos. Uno está en trámites de divorcio. La madre de otro está gravemente enferma. El hijo pequeño de otro amigo ha sufrido un grave accidente. Otro no consigue encontrar trabajo. Varios de ellos se sienten deprimidos y se comportan de forma extraña. Esta es la lista actual en mi vida, que ni siquiera comprende la amenaza de guerra y el temor a un atentado terrorista. Cada uno de esos casos comporta sufrimiento y a la vez descubrimiento. 

Si usted dedica todos sus esfuerzos a superar su noche oscura, quizá no aprenda las lecciones que puede ofrecerle ni experimente los importantes cambios que puede producir en su vida. Deseo animarle a penetrar en esa oscuridad con toda su fuerza e inteligencia, y quizás encuentre en ella una nueva visión y un sentido más profundo de su propia identidad. Incluso aunque la fuente sea externa —un crimen, una violación, un aborto, una deslealtad, las tensiones del trabajo, haber sido tomado como rehén o la amenaza de un atentado terrorista—, puede descubrir nuevos recursos dentro de sí mismo y una nueva forma de plantearse la vida. 

Nuestra tarea no consiste en resolver la noche oscura, sino en permitir que ésta nos enriquezca. 


Autor: Thomas Moore

Fuente: https://urano.blob.core.windows.net/share/i_avance/001000069/avance.pdf